La Sierra
profunda
Su trazado discurre a través de macizos montañosos que superan en algunos
casos los
1.600 metros de altura. Las carreteras y las pistas de tierra
avanzan por laderas o por cimas, donde las resultan
maravillosas y espectaculares.
Además, los valles y las aldeas del recorrido parecen
extraídos de lienzos, que se encuentran ocultos
entre terrenos escarpados y abruptos.
La excursión., que puede
realizarse en coche (aunque
por las dificultades de
algunos tramos resulta
aconsejable emplear el
todoterreno), parte de la
localidad de Hornos de
Segura por una
pista forestal que
sale de la
Cooperativa de
Aceite. Por ella,
se desciende
hasta llegar a los
pies del pantano del tranco. A
pocos
kilómetros se halla nuestra
primera referencia, la
población de Hornos el
Viejo, que tiene en la
agricultura y en la ganadería
su principal fuente de
ingresos.
Refugio artesanal
Una vez pasada esta
pequeña aldea, a la izquierda , surge un carril con
una fuerte pendiente a
unos 100 metros. Son 10
kilómetros de ascensión por una pista que dependiendo de la época
del año y de las inclemencias climatológicas, puede estar en unas
condiciones bastante
complicadas, aunque
con un poco
trabajo el esfuerzo
habrá merecido la
pena, pues
tendremos ante
nuestra vista una
sucesión de montañas que parece no tener fin.
Prosiguiendo por el mismo
carril; pasamos por dos
pequeñas cortijadas los
Goldines y la Parrilla. Después llegamos hasta una
carretera, hacia la izquierda,
que se convierte otra vez en
una pista forestal. Desde allí
se divisan dos aldeas, La
Ballestera
y Montalvo;
situadas ambas
a más de 1.300 metros de
altura y que, en los últimos
años, han sido rehabilitadas
por un elevado número de
artesanos que han sido rehabilitadas por un elevado número de artesanos que han
encontrado en ellas el refugio ideal para cultivar su noble y bello oficio.
Poco después, a dos kilómetros, se toma la carretera de la Cumbre, ya de
asfalto. Su altitud es impresionante, pues
transcurre a casi 1.500 metros de altura. Desde luego, un paraje ideal para que los
amantes de la fotografía
pongan en práctica su mayor afición.
Continuando por esta vía, con dirección a Santiago de la Espada, llegamos a
Pontón Alto antes de alcanzar la localidad de Santiago. En el
punto kilométrico 31 sale
un carril de tierra a la
izquierda en dirección a la Toba, conocida por la
pista de
Despiernacaballos. Su merecido nombre
responde al pronunciado
descenso en zig-zag que, a
veces, resulta
sobrecogedor.
Delicias
culinarias
Esta zona es una
de las más
espectaculares
de toda la
excursión, y
otra buen área
de interés
natural, pues la bajada la
realizaremos por la ladera
de una montaña hasta el
valle, con el río Segura al
fondo y con enormes
macizos rocosas al frente.
Merece la pena deleitarse
en varias puntos con estas sensacionales
panorámicas. La pista tiene
una duración de algo más de
11 kilómetros. Al llegar a la
Toba tomamos la carretera
asfaltada que nos conduce
hasta
Venta
Rompías para
continuar
hacia la aldea
de Río
Madera.
Cualquiera de
estas tres
aldeas
constituye un lugar perfecto
para hacer un merecido alto
en el camino, pasear por
unas encaladas calles y
detenerse en algunos de sus
bares o restaurantes para
degustar con tranquilidad
algunas de sus más deliciosas
especialidades, como la
trucha ahumada, los
andrajos, el ajoatao o la gran variedad de
chacinas que se
pueden hallar en
la comarca.
Atardecer
inolvidable
Poco
después, es
preciso desviarse
a la derecha en
dirección a Síles hasta la casa
forestal en ruinas del Campillo.
El último tramo de la ruta acontece otra vez
por pista forestal hasta
el monte del Yelmo,
una atalaya de 1.809
metros desde donde se
divisan los puntos más
estratégicos y encantadores
de la Sierra de Segura.
El Yelmo
El más
emblemático de la comarca se alza majestuosamente vigilando en silencio el acontecer de todos los
pueblos - y rincones de la Sierra de Segura. Desde su escarpada cima, con 1.809
m. de altitud, se tiene la extrañe sensación de dominar el entorno. Pueblos,
aldeas, valles, montañas abruptos cortadas y la inmensidad
de la lejanía le convierten
en un mirador excepcional
y único. Estancado
en el
pasado, sobrevive al
futuro contemplan
impertérrito, como las
águilas
de
antaño comparten su
espacio con los nuevos
pájaros de plástico,
encarnados en los aficionados al ala delta y al parapente que cada domingo
y festivo se elevan
desde allí, llenando el cielo con un sinfín de cobres y formas. El ala delta y el
parapente han dada al Yelmo una nueva proyección que augura
insospechadas aventuras. Por el momento, esta cima privilegiada ya ha acogido la
celebración de notables campeonatos autonómicos.
Llegar al atardecer
coincidiendo con la puesta
del sol, nos ofrece la
posibilidad de recoger en
nuestras retinas imágenes
realmente inolvidables.
Bajando por el otro lado
del monte, la pista forestal
nos conduce al Robledo
para continuar por la carretera
hasta el Ojuelo y
Cortijos Nuevos, punto en
el que concluye una
excursión dominada por los
desniveles montañosos.
Duración
recomendada
1
día
